viernes, 27 de noviembre de 2015

Ya son cuatro años y galletas shortbread 2.0

Tal día como hoy, un 27 de noviembre de hace ya cuatro años, publiqué el primer post de este blog.

Sí, cuatro años. Me parece absolutamente increíble. Cuatro años desde aquella primera vez.

Cuatro años en los que he compartido con vosotros muchas recetas y, sobre todo, muchas experiencias y pensamientos. Porque, si bien es cierto que este es un blog de recetas dulces, siempre me ha gustado aderezarlo con vivencias e impresiones personales. Ir dejando en casi cada uno de los posts un poquito de mí. No tanto por afán exhibicionista, que de eso tengo muy poco, sino por el placer de reelerme y disfrutar recordando batallitas que seguro he olvidado. Además, los que me conocéis personalmente sabéis que tengo memoria de pez, tiendo a olvidar todo con una rapidez que asusta. Lo bueno y lo malo. Fantástico porque puedo asegurar que soy la persona menos rencorosa que conozcáis y terrible porque no puedo tirar de recuerdos bonitos para alegrarme el día. Menos mal que tengo tres personas fantásticas que suplen mi carencia: mi marido, mi hermana y mi madre. Gracias a ellos puedo decir si he visto o no una película, si he estado en tal o cual sitio... Se supone que mi falta de memoria no es preocupante. Me dicen que es normal porque llevo mucha carga diaria con la casa, el trabajo y, sobre todo, con mis tres enanos. Será verdad. Espero...

Poniendo a prueba mi memoria, os voy a contar la historia de mi blog. Nada del otro mundo. Pero su historia, al fin y al cabo.

Fue en el verano de hace ya cuatro largos años cuando vi por primera vez un "cupcake". Fue en la fiesta del santo de mi amiga Carmen (una pena que estos dos últimos años no se haya podido celebrar). Allí estábamos un montón de amigos, tomando el sol y remoloneando alrededor de la piscina después de haber estado picoteando sin parar, cuando llegó Heidy cargada con un montón de cupcakes recubiertos con una crema (yo por aquel entonces no había oído hablar en mi vida del buttercream) de unos colores verdes y azules súper llamativos.

Y ahí empezó mi idilio con los cupcakes, no tanto por el sabor, que sí, reconozco que están buenísimos, sino por la puerta que abren a la creatividad. Cada cupcake podía ser una pequeña obra de arte.

Y para qué deciros las galletas decoradas. De glasa o de fondant... Un mundo lleno de oportunidades para dar rienda suelta a la imaginación, o ,a falta de imaginación, al "plagio" en el buen sentido como base para las pequeñas manualidades.

Y así llegué de casualidad al blog de Alma, Objetivo: Cupcake Perfecto. Y me enamoró. Tanto, que cuando en noviembre de ese año promovió una quedada en Madrid a través de su Facebook, no lo dudé y me presenté a la cita. (Pincha aquí, Alma habla de la quedada en su blog).

Hoy sería completamente impensable y una locura total una convocatoria así, con los miles de seguidores que tiene, pero por aquel entonces todo tenía otra dimensión y no acudiríamos ni veinte personas...

Allí, la pregunta más recurrente y como medio de presentación era "y tú, ¿tienes blog?" Y, para mi asombro, casi todos lo tenían...



Y así germinó la semilla del deseo de tener mi propio blog. Sí. Yo también quería tener un blog.

Todavía recuerdo el momento de entrar en Blogger, sin tener ni una mínima idea sobre ello, y empezar a brujulear totalmente a ciegas:

Estábamos ya acostados, mi marido y yo. Yo con el ordenador en la cama. Agobiada y angustiada por la "gran decisión" que estaba tomando mientras mi marido miraba la tele ajeno a mi sufrimiento. Estaba, nada menos, que dando a luz a mi propio blog que se iba a llamar... ¡Ay! ¡El nombre! ¿Cómo se iba a llamar mi blog? 

Mi blog se llamaría "A la hora del té". ¿Por qué? Porque el té ha sido y es, desde hace ya muchos años, desde que dejé el café, mi bebida caliente preferida... y porque a la hora del té, a eso de las cinco, mi hermana, mi madre y yo nos juntábamos en la cocina de casa de mi madre, cuando todavía vivíamos juntas y nos tomábamos un té y charlábamos un rato haciendo un paréntesis en nuestro quehacer que consistía por aquel entonces en estudiar. A la hora del té representa ese momento de reunión y de pausa, de descanso y de cháchara. Aun hoy que ya no vivimos las tres juntas, cuando nos reunimos algún fin de semana, a media tarde nos sigue gustando sentarnos en la cocina y disfrutar de un buen té. 

Rememorando los comienzos de mi blog, no puedo obviar ese primer post con esa fotografía rudimentaria. Por supuesto que ahora no soy ni de lejos experta. Ya me gustaría. Sigo tomando las fotos con mi móvil, pero por lo menos he aprendido a crear unas puestas en escena más bonitas, he aprendido a editarlas con Picmonkey y he aprendido a que no se debe dejar el papel de cocina como atrezo J

Me atrevo ahora a reeditar esa primera receta. La receta de mis galletas preferidas.

GALLETAS SHORTBREAD 2.0
(apto para alérgicos al huevo)


Ingredientes:

• 225 g mantequilla a temperatura ambiente
• 60 g azúcar glas
• 1 cucharadita de extracto de vainilla
• 260 g harina


Elaboración:

Batimos la mantequilla que estará a temperatura ambiente hasta que quede pastosa.

Añadimos la cucharadita del extracto de vainilla.

Incorporamos el azúcar glas.

Tamizamos la harina y la mezclamos suavemente hasta conseguir una masa homogénea.

Esta masa resulta muy pegajosa así que, una vez hayamos terminado de darle el punto de amasado con las manos, es mejor no tocarla más.

Ponemos la mitad de la masa sobre un trozo grande de papel film y lo cubrimos con más papel film. Con ayuda de dos listones le pasamos un rodillo para dejarla bien extendida a la misma altura. Yo os recomiendo que por lo menos tenga una altura de 6 mm porque son galletas muy quebradizas y sino no aguantarán. Hacemos lo mismo con la otra mitad de masa.

Guardamos bien extendidas las masas en la nevera para que enfríen y cojan consistencia. Si tenéis mucha prisa, podéis meterla en el congelador.

Cuando haya pasado como mínimo media hora, podemos empezar a hacer las galletas.

Empezaremos precalentando el horno a 180º con calor por arriba y por abajo.

Sacamos un trozo de masa, retiramos el papel film de arriba y vamos cortando las galletas con el cortador que más nos guste.

Colocamos las galletas bien separadas sobre la bandeja del horno recubierta con papel de hornear.

Procurad que la masa de las galletas se mantenga bien fría hasta el momento de meterla en el horno porque sino se deformará. Así que si tardáis en cortar todas las galletas que caben en una hornada, es preferible que las metáis, así cortadas, otro ratito en la nevera para que vuelvan a endurecer.

Las horneamos unos 10 minutitos o hasta que los bordes empiecen a dorarse.

Las sacamos y las dejamos enfriar en la propia bandeja unos 5 minutos y de ahí las pasamos a una rejilla para que terminen de enfriar.

Opcional: podéis derretir chocolate y bañar la mitad de las galletas. 


Encantada de poder celebrar este cuarto aniversario con vosotros. Feliz de que sigáis conmigo en esta andadura. Agradecida a cada uno de los nuevos fans que aterrizáis por mi Facebook. Reconfortada por cada like que me brindáis. Alentada por vuestros comentarios.

Deseosa de poder compartir con vosotros muchas más recetas y aventuras.

Mil besos.



3 comentarios:

  1. Felicidades por tu Cumple-Blog!!, Es muy bonito tener ilusión en esta vida tan caótica que tenemos. Muuuuuuchos Besines!!!!!

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  2. Muchisimas felicidades y que sean muchisimo mas!1beso

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  3. 4 años! Cómo pasa el tiempo! Por no pensar en la cantidad de años de esos tés de nuestra época estudiantil... Yo todavía me acuerdo de las tazas y las bandejas que usábamos. Tú seguro que no, pero aquí estoy yo para recordártelo :). Felicidades y por muchos posts más! Eres una campeona! xx

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